sólo soy el intento de ser una parte de mí
tu lado de la cama me dijo que tiene frío

breve hipótesis sobre las promesas imposibles

Pienso que al pronunciarse una promesa se crea, entre la parte prometedora y la esperanzada, un pacto de silencio en el cual ambos fingen creer en el cumplimiento de la misma. Ambos saben, desde un lugar profundo de sí mismos, que la promesa no se va a cumplir. No porque sea imposible bajo las leyes de la razón, sino que simplemente no hace falta, la promesa es ese momento. Para el cumplimiento se necesitaría una elección correlativa y acertada entre las X y las Y que se interpongan en las decisiones del día a día y nadie es ajeno a equivocarse o distraerse o arrepentirse. Pienso que lo que importa es la gestación de dicha promesa en el interior de las dos partes. Saber que existe, que un día se pronunciaron esas palabras. El deseo se hizo al menos en el terreno del imaginario.
Hay una promesa en particular que cuadra exactamente con lo que trato de explicar: voy a amarte para toda la vida. Alejados de todo prejuicio sobre empalagamiento y cursilerías, esta promesa es por demás pronunciada y respetada y fundamental en la historia de un enamoramiento. Quien la presenció sabe de lo que hablo. Lo que sucede con esta promesa es que ambos aceptan fundirse en un sentir sobre un todo temporal, sobre un siempre. Ambos saben que eso es imposible, nadie puede prometer lo que no sabe o lo que no le es propio. Sin embargo, algo en la frase es cierto. He aquí el punto clave de la cuestión. No solo es fundamental para la pareja sentir esa conexión de mutuo cariño por sobre el tiempo y el espacio, sino que el deseo es verdadero, la promesa es real y necesaria. Los dos van a amarse para toda la vida en ese pacto, en esa promesa, en ese ínfimo y eterno instante.

el humo del tren

voy a salir en mitad de la noche luego de decirte que iba a comprar un paquete de cigarrillos pese a saber que vos sabés que yo no fumo y que probablemente no volveré jamás aunque sin embargo vos sabés y yo sé que eso lo decidiré después que el viento me golpee la cara y el farol de la esquina de tu casa me diga o no me diga lo que tengo que hacer porque claro soy de los que se deja llevar por la luz de los faroles de esquina y no de ese gran farol al que llamás alba y se nos mete por las rendijas de la persiana americana para pellizcarnos los párpados y sacarnos de la vida alternativa y meternos en la cronología de ayer que es antes que hoy y te preparo un té o hacemos al amor y te beso y te miento y nos mentimos y mañana vuelvo a prepararte el té o te hago el amor y voy a empezar a fumar para decirte que tengo que comprar cigarrillos y así tener la excusa para salir a la calle en mitad de la noche y caminar hacia adonde apunta la luz del farol de la esquina de tu casa y entre las vías de enfrente sentarme y cerrar los ojos y esperar uno dos tres minutos y en una de esas tengo la desgraciada suerte de que el tren viene despacio y a lo mejor apenas me empuja porque claro uno es de esos que tiene la suerte perra y tira el papel al tacho y le erra y es agacharse a levantarlo porque uno es de los que no puede ver el papel en el piso pero no tiene problema de poner su cuerpo contra un tren de cien vagones sabiendo que puede llegar a venir a veinte y tan solo tocarnos suavemente y dejarnos quebraditos en medio de la noche para que luego de los gritos y la ambulancia y vos estás loco el médico encuentre treinta y siete huesos rotos y el yeso parece un disfraz de cuerpo completo que es acompañado por la enfermera hasta el baño porque no te podés manejar por vos solo y ni siquiera volver a las vías a esperar a un tren más rápido así que trastornado por la suerte perra me regalo a ella y le hago el amor claro tanto a la suerte como a la mentira que prepara el té en la cocina mientras yo decido si afeitarme o no este hermoso lunes de cumpleaños pero algo me dice que no me voy a afeitar porque ayer le dije que iba a empezar a fumar y no me creyó y no me importó y me fui ahora recuerdo que me fui a buscar cigarrillos y la puta madre mirá como viene ese tren y ni siquiera tengo fuego. CRASH

una cucharadita de polvo negro

hoy la tormenta es dentro de casa.
la trama se deshace.
los párpados protestan.
llueve la ceniza temprana salpicando las paredes, las puertas, las manos.
desde el sótano te oigo gritar palabras desaliñadas, puercas, contaminadas.
es tarde.
hoy es tarde.
hoy los gritos derraman pintura negra.
alaridos entre carcajadas macabras y cuchillos de algodón.
presiento un leve temblor.
veré la muerte a la cara antes de despertar.
antes de despertarte.
y cierro los ojos.