arrancado de su tierra, del barro, del alcaucil
cargó con la responsabilidad de buscar su respuesta
vagó de refugio en refugio, en un extremo silencio
fue un observador,
sometido a los intensos terrores
de la noche negra
de la ruta oscura
del espejo vacío
fue reflejo del peso del tiempo
fue los restos del paso de un sueño
fue la historia jamás contada
caminó las ciudades, los pueblos, los océanos
los arpegios del viento del este
la pálida fotografía en los años del sur
la desoladora canción del atlántico
en los guantes de escollera
en el hielo a las orillas
en la búsqueda
del mar abierto
bordeó las locuras de cavernas luminosas
aturdido por la intermitencia de los carteles de neón
quedaron arrugas en los dedos desnudos
la mirada prendida
las pupilas del cosmos
recorrió bosques, selvas, cañaverales
templos bares ranchos pulperías
el museo del camino
los libros del atardecer
las playas desiertas de las piedras vírgenes
los jardines carmesí del patio trasero
los rincones sucios de los alrededores
camino alternativo del centro a la periferia
de la costa
de la conciencia
escribió
imagino un último aleteo
envuelto en el polen de una ola
en el brillo de la miel
a la hora de la siesta
de los cisnes de los fresnos
de las preconstelaciones
espuma del colapso
en los pulmones del cielo
pulso de años
luz en la arena disuelta
pulpos y diamantes
profundidad de los secretos
cajones de coral
de las arrugas
y los recuerdos
y el barro y el alcaucil
y un gato negro
bajo la tierra
y arrojó el bollo de papel
al abismo del viento
sobre un acantilado en penumbras
del azul intenso
del frío punzante
una noche profética
la revelación
en el poema nunca dicho
y sin cruzar palabra
en la noche muda
dejó caer su camino
sus manos machucadas
sus piernas vencidas
su pecho luminoso
al sereno portal del vacío
la furia de los dioses
los soles de cartulina
empapados por los signos
de la interrogación
un portal de algas azules
y violetas y verdes y naranjas
un eco lejano que retumba
sobre el ruido de las rocas
en el polen de la espuma
en la última palabra
la sonrisa terciopelo
y la mirada
marchita
abierta
colmada
como el mar acero
de sal
de luz
de porcelana
rugió
en la noche
las pupilas del cosmos
¡Como me gusta leerte!
ResponderEliminar¡Besote enorme y lindo miercoles!
Y encontró su respuesta en una vida hermosa y en este poema.
ResponderEliminarwaw, cuantas imágenes me transmitiste. Me gusto mucho. Un beso
ResponderEliminarsin duda las cosas que más me gustan de lo que escribís son estos poemas con ese ritmo tan especial, con esa melodía única.
ResponderEliminarme encantó!
ResponderEliminarEsto es muy inspirador.
ResponderEliminarMuy bonito.
ResponderEliminarUna hermosa imagen de una vida bien vivida, de los años disfrutados, del tiempo.
Hay que ser grande para describir a algo tan inmenso y abstracto como el tiempo.
Supo que contenía tantas verdades su poema que nunca sería comprendido, por eso lo arrojó al viento y continuó viviendo como si nunca hubiera pasado nada.Llorando desde el alma.
ResponderEliminarSaludos
J.
esta vez, señor, me subo a la silla, y lo aplaudo por lo que quede del día, de la noche, de los años, de los siglos....
ResponderEliminarmil besos*
querés que te saque una foto?? expliquese mejor señor!!, está hablando seriamente??
ResponderEliminares como decir... vivió hasta sangrar en los latidos de un poema... y me encanta como lo expresas! un gusto leerte
ResponderEliminarbueno, muchas gracias! me siento alagada!! y debo confesar con mucha verguenza que no conozco mar del plata!!! jaja, sin duda si alguna vez voy se lo haré saber!
ResponderEliminarFué búsqueda.
ResponderEliminarFué curiosidad.
No necesitamos más para ser hombres inquietos.
siempre será mejor que permanecer muerto.
besotessssssssss
Coincido completamente con El Hombre de Alabama. Inspirador completamente. No hallo otras palabras así que me subo a esa.
ResponderEliminarUn abrazo.