camino a atlantis

lentamente se adentraba en el mar intentando sentirse espuma.

mirando hacia atrás vió años sólo llenos de años, de una pequeña y casi imperceptible llama, de rutinas y nuevas tradiciones, de correas y ataduras... hasta vió el momento exacto en que ese viento aunciado lo haría sentir vivo.
se transformo en ansiedad el cautiverio de la verdad, y olvidar los clavos en sus pies generaron un desorden en la temperatura de sus miedos.
el control se basó en complentar la sensibilidad en el centro de su pecho con el amanecer que se sucedía lentamente en un rincón del centro de frente. liberarse de palabras para ser hermosamente sólo recepción y proyección.

seguía caminando mar adentro y se sintió fuerte y protegido. el crecimiento necesitó de paciencia que en un principió parecía inancanzable, la tranquilidad estaba siempre un paso adelante hasta comprender que era él quien caminaba en la dirección contraria.
recordó el momento del freno, de mirar el cielo y dejar que la tranquilidad se hiciera de él.

y ahí estaba, sólo deslizandose hacia lo profundo de la tierra, de la ingravidez del agua y la pureza de sus sales, sólo en el mar más abierto de la playa de las diagonales, sólo en una fotografía que no llegaba a revelar a la multitud que caminaba a su lado.

era tal la energía que temblaba el agua más cercana, o quizá era él el temblor, o tal vez ambos, ya no importaba.
una ola con más vida de la que alla visto se levantó de pronto, de aspecto violento pero con una sauvidad única, furia de los dioses, amor de terciopelo.

los pasos convencidos eran también firmes y suaves, así fue que el corazón de los mares percibía como espuma a él y esos miles, así fue como el centro de la frente del océano y vió a los ojos al hombre y dejó de llamarlo huesped, invitado o invasor, así fué que se sonrieron mutuamente.
se sumergió bajo esa ola de bienvenida retrazada, de unión escrita y ansiada, parecía mentira, pero así era.

tan vivo se sintió mirando en la oscuridad de lo profundo, sintiendo a todos y todo al mismo tiempo.
todos juntos se miraron a la vez a los ojos cristalinos, cuando vieron tallado en la piedra de un mural la majestuosa entrada a atlantis... quien sabe en que idioma estaba escrito, quien necesita saber.


un fuerte ruido lo hizó despertar sobresaltado.
la transpiración estaba impregnada en la dura almohada que lo acompañaba por las noches y lo despedía cuando hiba a trabajar.
_el sueño fué tan intenso, tan real, pensó.
el despertador sonaba más fuerte que de costumbre, la avenida bajo su ventana estaba concurrida gritando como nunca, el diarió bajo su puerta mentía sangre y libertad.
salió a la calle y miró en todas las direcciones, se sentía desamparado, inmerso en un desierto de ruido y conmoción.

pero todas esas luces, todos esos gritos y todas esas cerraduras ya no eran suficientes.
(recepción y proyección).
libró sus oidos, sus pupilas y sus manos del miserable espectáculo y con un paso tranquilo se encaminó hacia la costa.

allí lo esperaban tantos otros que se dieron cuenta que la intensidad y la realidad de esa noche no eran propias de un sueño normal, o que la normalidad era en realidad un sueño infantil, un espejismo de superficialidad y paredes de concreto.

allí lo esperaban tantos otros como él, que eran él, que eran espuma.

1 comentario:

  1. cuando descubrís que lo extrasensorial no se conoce, no cuenta con verdaderos limites y es tu lenguaje más sincero, es cuando cerras la puerta de lo trivial, para descubrir un poco de lo que tantos incomprendidos supieron disfrutar...

    chaman*

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